El día en el que todas las niñas quieren ser princesas

Si hay un día en el año en el que todas las niñas quieren ser princesas ese es el día de la Primera Comunión. Un día especial para todas ellas en las que además del sentimiento religioso que pueda haber, está la emoción por estrenar un vestido especial con todos sus complementos.

Para los padres, esta emoción infantil se traduce en trabajo y en muchos gastos. Quieren que sus pequeñas princesas estén estupendas en ese día pero, lógicamente, también quieren recortar gastos en todo aquello que sea posible. Y una buena manera de hacerlo es comprando cosas que tengan un vida útil más allá del día de la fiesta.

El vestido y los zapatos de comunion de niña son uno de los gastos más importantes de la fiesta, sobre todo si se compra un vestido de diseño que parece más pensado para una novia en miniatura que para una fiesta infantil. Se trata de comprar un vestido que pueda gustar a la pequeña, pero que pueda transformarse para vivir una segunda vida.

Para eso, muchos padres optan por un traje con una tela bonita pero que no sea la típica de tul y que pueda teñirse para aprovechar el modelo ya sea como vestido entero o como falda. Los zapatos, por el contrario, siempre pueden reutilizarse ya que durante el verano los zapatos en blanco con un bonito complemento que tendrá utilidad.

La otra baza para ahorrar es la fiesta que se lleve a cabo. Como las ceremonias suelen ser de mañana, lo habitual es hacer una comida en algún restaurante. Pero, teniendo en cuenta que se trata de una fiesta infantil, siempre se puede reducir la lista de invitados al mínimo. La familia más allegada y aquellos familiares que tienen hijos de una edad similar a la niña y con los que la pequeña tiene relación.

En cuanto a los amigos, no es necesario ni mucho menos invitar a toda la clase, pudiendo fijarle un máximo de niños invitados para que la cosa no se acabe saliendo del presupuesto. Optar por dos menús, el de adultos y el infantil, también recorta gastos y suele salir a cuenta para todo el mundo ya que los más pequeños prefieren disfrutar de una pizza o de milanesas antes que de otros platos más elaborados que ni tan siquiera van a apreciar.

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