Playa de Rodas: Se le ha dado en llamar la mejor playa del mundo. Si no lo es, no debe de estar muy lejos de sus competidoras ya que se trata de un extenso arenal con fina arena dorada que forma una gran media luna con un mar que parece sacado de un anuncio del Caribe, aunque cuando te metes en el agua eres muy consciente de que es el Atlántico puro y duro. Está situada justo donde nos deja el barco al llegar a las islas y conecta las dos islas que se pueden visitar y que se encuentran unidas por este arenal. El único punto en contra, si es que podemos ponerle alguna pega a este sitio, es que al estar tan bien situado y ser tan bonito, siempre está lleno de gente. En cualquier caso, hay que tener en cuenta que el número de visitantes en Cíes está limitado por lo que nunca a a haber aglomeraciones que hagan que la gente pueda llegar a sentirse incómoda.
Playa de Cantareira: Es lo más parecido a ser una de las playas vírgenes en Islas Cíes. Y decimos esto de unas islas en las que todo parece virgen. Esta playa, o más bien cala ya que es tan pequeña que con la marea alta casi desaparece, es la que está situada más lejos del embarcadero y por eso la que menos visitantes tiene. Además, al contrario que el resto de playas, no es de arena, sino de cantos rodados y los fondos marinos son rocosos, siendo de hecho uno de los lugares favoritos de los pulpos. ¿Por qué recomendamos entonces esta playa? Para empezar, porque el paseo que te lleva hacia ella te hará descubrir algunos de los rincones más bonitos de las Cíes. Pero, además, porque tendrás la ocasión de disfrutar de una de las playas fósiles más bonitas y menos modificadas por el hombre.
Playa de Figueiras: Está situada muy cerca del muelle, hacia la derecha. Se conoce también con el nombre de Playa del Alemán o Playa de los Alemanes. Tiene la característica de que es una playa nudista, aunque mucha gente opta por usar bañador y no suele haber problemas al respecto. Es una playa mucho más tranquila que la de Rodas estando prácticamente al lado y el trayecto de unos cinco minutos hasta ella, es un verdadero paseo de ensueño.