En nuestros viajes, la gastronomía y el vino ocupan un lugar referencial. Nos encanta imbuirnos de la cultura del lugar al que viajamos, y la comida y la bebida son elementos siempre decisivos en cualquier cultura. Y si hablamos de Galicia, más. Porque, ¿hay algún lugar de España con más posibilidades gastronómicas que Galicia? Pescado, marisco, carne, huerta… y vino. Porque algunos de los mejores blancos de España se paladean en esta tierra.
Así que volver a Galicia, para nosotros, suponía volver a disfrutar de su gastronomía y sus vinos y qué mejor que con una ruta de los vinos. Porque no hay mejor manera de conocer de cerca la cultura del vino que visitar bodegas galicia. Una bodega es casi como un centro de culto para el aficionado al vino: ese silencio, la sonoridad de las paredes y el olor, ese olor que anuncia placeres que están por venir.
Pero además de las sugerentes sensaciones que siempre despierta un lugar como este, la bodega también nos sirve para conocer la historia del vino que allí se elabora. Todos hemos oído hablar de los vinos gallegos, a todos nos suena el albariño. Pero no es el único vino, ni mucho menos, que hay en Galicia. Y a nosotros siempre nos gusta investigarlo todo.
De hecho, ni siquiera los blancos son las únicas delicias vinícolas de Galicia, también hay tintos deliciosos. Por eso siempre recomendamos que todo aquel que se pase por esta tierra y quiera conocer un poco más de cerca la historia de su cultura no se olviden de visitar bodegas Galicia, que servirá por ejemplo para conocer las peculiaridades de la viticultura heroica, aquella que se desarrolla en las faldas de abruptas montañas y que exige a los profesionales un gran esfuerzo físico para lograr cuidar las viñas.
Pero, claro, el esfuerzo merece la pena, solo hay que poner los labios en una de estas copas para saborear vinos únicos. Y si se acompaña con alguna de las delicias culinarias de la tierra, la experiencia es inigualable. Si es que viajar y no disfrutar del vino de la tierra no es lo mismo.