La tradición de regalar un reloj a una persona que se jubila nos viene de una época en la que cualquier reloj era un objeto de lujo. Muchas personas no podían costearse un reloj, ya que eran productos que se hacían a mano y no había muchos profesionales. Por tanto, se elaboraban artículos que eran auténticas joyas, muchas veces con un alto grado de personalización. Esos relojes solían pasar de padres a hijos.
Hoy, mucha gente ni siquiera lleva reloj porque puede ver la hora en un teléfono móvil. O llevan un reloj inteligente. Pero quienes aprecian la elegancia saben que un reloj de calidad marca la diferencia. Por eso, las personas que se mueven en determinados ambientes en los que la imagen es importante, llevan siempre un reloj de pulsera de estilo clásico y jamás uno inteligente.
Cualquier persona con formación en moda y protocolo se fija en detalles como el reloj que llevan las personas que están a su alrededor y por eso, cuando se quiere transmitir una buena imagen, es fundamental cuidar este tipo de accesorios. Y lo mejor es hacerlo comprando marcas cuya bandera sea la calidad y no un diseño extravagante que puede resultar muy llamativo pero que pasará de moda rápidamente y que puede resultar incluso vulgar.
Cuando alguien lleva un reloj de gran calidad, como un patek philippe, su imagen mejora y transmite una presencia muy especial. Los relojes de firma son auténticas marcas de lujo y complementos de gran valor. Por eso, regalar un reloj continúa siendo una excelente opción hoy en día para obsequiar a un compañero que se jubila. Esa persona sentirá que se le aprecia y que se le entrega un regalo de alto valor, no solo económico, sino por toda la carga y significado que tiene.
Personalizar el reloj con la fecha de la jubilación es una bonita manera de que el presente sea algo todavía más inolvidable, especialmente si se acompaña con una tarjeta en la que todos los compañeros pongan sus dedicatorias.
Hay tradiciones que bien merecen ser conservadas y la de regalar un reloj de calidad en la jubilación es una de ellas. Sobre todo, porque la persona estará en una edad en la que sabrá apreciar muy bien el valor de un regalo de este tipo y también el simbolismo que conlleva el respetar una tradición que tiene ya una larga historia a sus espaldas.