Si queremos que nuestra casa tenga un aspecto 10 debemos cuidar hasta el más mínimo detalle de la decoración. Aprender a vestir las ventanas de forma adecuada es un aspecto a tener muy en cuenta en el diseño de interiores. Las ventanas son los elementos que nos conectan con el exterior, la fuente de entrada de luz, pero también de calor o frío. Por todo ello debemos elegir bien cómo vestimos las ventanas: persianas, cortinas y estores, etc.
Uno de los primeros errores a evitar es la falta de armonía entre la elección de la cortina, la ventana y el espacio. Esta falta de armonía puede venir por cuestiones tan simples como no calcular bien las medidas.
¿Qué sucede cuando tenemos ventanas demasiado cortas? La luz penetrará por los espacios que no queden cubiertos por la cortina. Además, la sensación será poco estética. Pero, en nuestra opinión, las cortinas demasiados largas hacen un peor efecto a nivel estético. Por lo tanto, lo primero que debemos hacer antes de comprar unas cortinas es tomar medidas.
Pero también debemos estar atentos a las formas de las ventanas. No todas son iguales y debemos tener un poco de criterio para armonizar la cortina con el tipo de vano. ¿Ventanas pequeñas, miradores, ventanas hasta el suelo? Cada tipo casa bien con determinada cortina. En este sentido, si tienes dudas, nuestro consejo es que tomes buena nota de los consejos que puedas encontrar en blogs de decoración de prestigio o, incluso, consultar con un profesional.
Otro error común es desentenderse de la orientación de la habitación. No es lo mismo orientación sur que norte, ni es lo mismo un primero que un sexto. Todo ello define la cantidad de luz que vamos a recibir lo que define las características de las cortinas y sus materiales.
¿Cómo decidirnos entre cortinas y estores? Es una pregunta que nos hacemos casi siempre a la hora de pensar en vestir las ventanas. Los estores son eminentemente prácticos aunque cada vez más surgen materiales innovadores que mantienen la función práctica de protección pero que añaden un plus estético. Por eso no debemos, de mano, descartar el estor.