Ahora todo el mundo parece querer apuntarse al carro de la comida ecológica. Muchas personas que conozco se llenan la boca hablando de los beneficios que tiene para la salud, para el tejido económico rural, para hacer barrio, etc. pero en lo que realmente están pensando es en el beneficio… económico que les puede deparar. Son empresarios que van allí donde ven una oportunidad de negocio, llámese alimentación ecológica, ladrillo o festivales de música sin pararse a pensar en su origen.
A personas como yo que hemos visto crecer el sector en España, desde que tan solo era una “locura de hippies” que no sabían nada de rentabilidad, hasta ahora, momento en el que muchas de las empresas más poderosas del país ya están abriendo su propia línea de productos ecológicos, nos molesta un poco que determinados empresarios entren en el sector como elefantes en una cacharrería. Pero así es el mercado.
Aunque yo no soy aficionado a decir que todo lo de fuera es mejor, sí es un hecho que si queremos progresar en este sector debemos mirar a países como Alemania, que nos llevan muchos años de ventaja. Allí estuve trabajando yo durante una temporada, colaborando con una firma láctea de la cual me convertí en representante, llevando la primera Leche semidesnatada certificada a España, por ejemplo.
En Alemania también hay tiburones de los negocios que se acercaron a este sector porque veían buenas posibilidades de rentabilidad pero sobre todo abundan los profesionales con buena formación, con convicción y valores que se han marcaron el objetivo de popularizar un tipo de productos respetuoso con los trabajadores, con los animales y con el medio ambiente.
Ya ha pasado mucho tiempo desde que empecé a llevar la Leche semidesnatada certificada a España y he logrado establecerme por mi cuenta como consultor en España. Aunque no he dejado la distribución, me he especializado en asesoría de empresas productoras españolas. Y lo que veo es muchas buenas intenciones y un sector cada vez más profesionalizado. Confiamos en que unos años España ya no tenga que mirar con envidia al ‘paraíso’ alemán.